A solas con todo el
mundo
por: Imaginario Comunicación
Cuando escuche que Papá buscaba un pollero, me
molesté y lloré mucho porque pensé que
vendería nuestros pollos y la gallina que ponía dos huevos por día. Ese día
mamá también lloraba, yo me acerqué a ella y le dije ya no llores, ya tendremos
más pollitos. Ella me abrazó y rió a carcajadas y continuó llorando, ese día comprendí que lo que empieza como
comedia termina como tragedia.
A la mañana siguiente Papá salió rumbo al norte y no se
despidió de nosotros. Quizá no lo hizo porque no quería sufrir al despedirse o
también porque no le interesábamos. No
obstante, yo me despedí de él. Me asomé por la ventana y le grite adiós. Su
rostro era muy triste y lleno de pánico
más o menos tenía el rostro de las mujeres que entran a las clínicas de mala
muerte a realizarse un aborto aunque también tenía el aspecto dubitativo de alguien que abandona unos perritos o gatos
en un lote baldío. Al oír mi grito, papá
volteó la cara y me movió la mano en
señal de adiós y como Lot siguió de largo sin dar vuelta atrás temeroso de
convertirse en estatua de sal.
Mamá lloró todo el día. Yo le pregunté porque lloraba,
ella contestó: tu papá se va para el otro lado, yo le pregunté que para cuál
lado, ya que cualquier lado es otro lado.
Sin embargo yo no creía tal cosa, ya que para hacer un viaje muy largo
necesitaba unas maletas muy grandes donde guardar tanta ropa en cambio papá
sólo cargo con una mochila y la ropa que
portaba. Más tarde comprendería que para cruzar la frontera del Sur al norte sólo basta la ropa que se porta, las
maletas son buenas cuando se regresa.
Ya por la noche prendimos el televisor y vimos una
telenovela que nos hizo olvidar un rato la ausencia de papá, yo me sentí menos
triste, ya que María la del Barrio, vivía en un basurero y su papá le pegaba,
eso me hizo sentirme bien, porque si bien no vivía en un basurero mi papá ya no
me iba a dar mis cocolazos en la pelona por no saber matemáticas. Terminó la
telenovela e inmediatamente siguieron las noticias, en ella escuchamos que
grupos racistas balearon a varios emigrantes y unos neonazis organizaron un
mitin frente al consulado de los Ángeles California. Mamá cambio de color al escuchar estas
noticias y su rostro expulsó tristeza por los ojos. Pasó un comercial e inmediatamente
después el conductor anunció la aparición de un monstruo, o un alienígena, que
ya se le había bautizado como el Chupacabras. El Monstruo había sido visto por
Tijuana, Agua Prieta, Paso Texas. Yo sentí miedo, ya que mi pueblo estaba
semipoblado, la mayoría de los hombres y jóvenes estaban por los Ángeles y New
York. De modo que si el chupacabras
aparecía por allí no habría quién nos ayudara, bueno los viejitos y viejitas
quienes se quedaban a cuidar a las nueras, hijas y nietos, no obstante eran de
poco fiar, ya que cada que era la fiesta del pueblo o navidad, fechas en la que
venían los hijos ausentes, los cholos, las mojarras, estos ausentes se llevaban a las muchachitas
o si las dejaban era como carabinas, cargadas y detrás de la puerta.
Pero seguía contando que mi abuela nos visitó y le dijo
¿Por dónde va a pasar mi hijo, por Tijuana o
Agua Prieta? Mamá no dijo nada y comenzó a llorar. La abuela le dijo:
mujer no llores tu marido estará bien. Tu suegro cuando se fue de vez en cuando
mandaba una carta y los centavitos sólo llegaban cuando parientes venían, no
era como ahora que te hablan por teléfono y cobras tu lanita en cualquier
tienda. Mis hijos casi se olvidaban de su papá pues era nula la comunicación
que había. Además ya debes irte haciendo la idea de irte a alcanzar a tu
marido. Mira esa panzota que tienes, ya tendrás tres meses de embarazo. Vete
para el otro lado, asegúrale el futuro a este niño, allá que nazca, que sea
gringuito. Al escuchar esto mamá me
agarró entre sus brazos y me dijo: nunca los voy a dejar y lloró como Pedro Infante cuando se quema el
torito en la película de Nosotros los pobres, en fin, mamá
se fue para New York y tuvo a un Yanquee, que no nació güero.
Ya entrada la noche mamá nos dijo que oráramos por el
bienestar de papá. Yo Cerré
los ojos, choque las manos y puse carita de perro, un poco imitando a las imágenes de las vírgenes o Ángeles que están
pintados en las iglesias, cuando simulan que se elevan al cielo o quizá no
simulen y esa sea la fisonomía de los que pueblan el cielo. El chiste es que ya elevado al
cielo y estando más cerca de dios dije:
señor cuida a papá para que nos mande un
nintendo y se compre una camioneta.
Ese día que el Jefe migró no fui a la escuela y no fui
porque mamá no quería que mis compañeros supieran que papá se había ido al otro
lado. No obstante, mamá no sabía que a la maestra Martha le gustaba
cuestionarnos e invitarnos a exponer los motivos por los cuales uno dejaba de
asistir a la sucursal del infierno que era la primaria Manuel Ávila Camacho. Al
pasar la lista de asistencia la maestra me pidió que pasará al frente del grupo y tuve que decir:
Compañeros el día de ayer no pude venir porque mi papá se fue al otro lado, no
es culpa mía que él se haya ido, yo no lo mande, él se quiso ir. Yo si quería
venir a estudiar pero mi mamá dijo que no, ya que comenzarían las habladurías y
me llamarían el abandonado o el huérfano. Y las vecinas iba a andar diciendo
¡ay si, el esposo por allá mándale y mándale dinero y esta que se lo da al
querido!.
Al terminar de emitir mi relato, la maestra no me dio mi
reglazo como era la costumbre. Me mandó a mi pupitre y nos dijo: niños ustedes
tienen que estudiar para que no corran riesgos inútiles ni expongan su vida al
cruzar la frontera de Tijuana o Aguaprieta.
Ustedes deben de estudiar y leer
mucho. Hasta ese momento comencé a tomar
conciencia del peligro que corría Papá. Me lo imaginaba corriendo, desesperadamente huyendo no de la migra y los
grupos xenofóbicos sino del chupacabras.
La maestra terminó de pasar lista y puso unos ejercicios
matemáticos que lo único que hicieron fue dividir al grupo entre los que saben
y los que no, aunque viéndolo desde una perceptiva matemática ese ejercicio
multiplicó a los burros. Supongo que la maestra ya entrada en los números,
recordó el plano cartesiano y sus coordenadas y de ahí agarró camino a la
cartografía del intelecto, ya que trazó tres líneas que bien podrían ser los
meridianos que dividían al salón; en el
Lado sur, los burros; en el Norte los aplicados y en el centro las tortugas.
Al día siguiente, Claudia no llegó y su mejor amiga
Alejandra nos dijo que no había ido porque ya se había ido a alcanzar a su
papá en
los Ángeles California, quien vivía en un condado cerca de Hollywood,
donde en alguna ocasión su papá había visto a Terminator, pasar en un coche. La
maestra hizo caso omiso y continuó
pasando lista. Yo recordé que habíamos iniciado el curso con 25 y ya sólo
quedábamos 18. La maestra terminó de pasar lista y todos callaron.
Juanita dijo, maestra qué hay en el otro lado que todos se van o por qué todos
se van. La maestra no supo que decir.
Alejandra contestó, es muy fácil, los burros y las tortugas, quieren irse al
lado de los aplicados. Así también todos quieren irse al otro lado a ganar los
verdes. Carlos continuo diciendo, yo cuando sea grande me voy a ir y trabajar
en la construcción, allí es donde se gana más lana. Al terminar de emitir esas palabras la
maestra lo miró fijamente y observó su lista de asistencia. Se puso de pie y se
dirigió al pizarrón, nos dijo: pueden sentarse donde quieran hoy no hay filas,
hoy vamos a compartir el salón y vamos a hablar de la Grandeza de México.
Continuara...........