Literatura

Para desvestirse era una atleta: lo hizo en pocos segundos a pesar de traer pantimedias

Fornicando era una inválida: se cansó a pesar de que apenas llevábamos tres horas

Huyendo era una gacela: se vistió y salió corriendo a pesar de que la pistola no tenía balas.

               

               Así es como a través de las letras Víctor Arellano nos lleva a conocer atmosferas poco valoradas de la cotidianidad que sin duda puedes marcar nuestra vida.

AL DEMONIO es el título de su libro que vio la luz en febrero de 2007 bajo el sello de AMBAR EDICIONES, y que es un libro dinámico entretenido, y para algunas mentes, hasta divertido pese a que lleva la reflexión explicita en cada uno de sus textos.

              Con títulos como CANDIDA MACHINCUEPA, POSTAL MARINA, AMOR EN LAS ROCAS, nos da la oportunidad de conocer esas historias alternas a las novelas ficticias o cuentos de hadas, relatos breves los cuales nos ayudan a ver esa realidad en la que vivimos a diario pero poco nos detenemos a pensar sobre ella.

               Víctor Arellano que tiene esposa, dos hijas y un gato. No fuma, bebe lo necesario y no ha gozado de una beca como lo refiere la contra portada del libro hace de la lectura algo muy divertido por las historias que nos narra, y que inevitablemente en alguno de esos relatos nos tendremos que identificar en algún párrafo, en alguna línea o en todo el libro.

                AL DEMONIO es el libro que necesitas tener en tu librero si es que quieres comenzar a entender a esta sociedad que está llena de tabúes, caretas, falsos liberales, falsos gobernantes, y sobre todo una desigualdad marcada en todos los aspectos.

               Si efes fanático de los cuentos cortos o relatos breves este es el libro que estas buscando,  si tienes la inquietud de escribir algo pero no sabes que tema abordar, también en este libro encontraras bastantes alternativas para ello.

Para RadioPegate: el fozy

Un día común.

Que lindas piernas tenía esa chica de la falda coqueta, eso pensé mientras leía algún fragmento de Bukowski. Me sentía sobrio lo cual era raro, me sentía enfermo de gripa lo cual no era raro y la inspiración estaba fallando como mis erecciones, de hecho las relaciones sexuales estaban a la baja. En algún momento pensé que tenía cáncer de próstata. Volví a ver las piernas de esa chica que tenía cara de estúpida, tal vez sus piernas serían más inteligentes si tuvieran la virtud de pensar. Comenzaba a tener una buena erección, algo raro, quería desvanecer con frenesí su falda, quería posarme sobre ella, quería saborear su lengua, probar sus poco inteligentes labios. No me quedo otra que ir al baño a masturbarme y al salir del trabajo ir a beber un par de vodkas en ese pequeño bar.

Al beber el primer vaso sentí como la erección, la inspiración y la borrachera regresaban; al revisar el lugar me pude dar cuenta de que había otra chica de lindas piernas, una sonrisa coqueta y al menos parecía mucho más inteligente. Al paso de dos rondas pude platicar con ella, su nombre era Penélope; estuvo de acuerdo en salir conmigo, así que decidimos ir a un motel cercano. Tenía una exquisita forma de besar, su pecho era suave-gentil, me puso de lo más caliente, no había sentido tal temperatura; quería que su cuerpo se derritiera sobre mi piel. Me dio un par de horas en el paraíso, al terminar parecía que hubiera sido mi primera vez ya que mis piernas no dejaban de temblar; me había dejado extasiado y con ganas de más. Ella aun dormía mostrando entre las sabanas su blanco y delicioso trasero, se lo besé antes de salir a beber otro par de vodkas y una cerveza, continuaba erecto e inspirado; así que bebí rápido el ultimo vaso y decidí regresar al motel para seguir degustando el sutil cuerpo de Penélope para luego estrangularla.

“Yo estaba sentado en un bar de Western Avenue. Era alrededor de medianoche y me

Encontraba en mi habitual estado de confusión. Quiero decir, bueno, ya sabes,

Nada funciona bien: las mujeres, el trabajo, el ocio el tiempo, los perros...

Finalmente sólo puedes ir y sentarte atontado, totalmente noqueado, y esperar;

Como si estuvieses en una parada de autobús aguardando la muerte.”[1]

Por: Mr. Green.

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[1] No hay camino al paraíso: Charles Bukowski.

 El gato ha muerto.

Raro, pero estoy sentado en la barra del Sanborns; espero que llegue la cerveza y mi cita. Si te tratan de caballero, pues con gusto bebes. Ahí sigo sentado cuando llega un tipo que pide un anís, el olor no lo tolero, al anís tampoco. Bebo lo que es la cuarta cerveza, la resaca ya no golpea en la cabeza, bebo, con el reflejo del espejo veo que los acereros van perdiendo; alguien está pidiendo algo del restaurant  y ha llegado una chica de excelentes piernas, toda la visión es gracias al espejo enorme. Otra cerveza, ella no llega aun; quedamos que nos veríamos hoy a las 5, apenas son las 4, creo que la impaciencia me ganó de nuevo; me daba tiempo de darle de comer al gato. Falta una hora para que abra sus piernas y beba con ella después en el cuarto de un motel; el del aeropuerto no estaría mal. La promoción 2x1 termina a las cinco, justo a la hora que ella debe llegar. Tengo tiempo para beber otras tres promociones. El sujeto del anís se ha ido, la chica de las lindas piernas sigue bebiendo un coctel; tres comidas más llegan del restauran, el bar del Sanborns huele a fonda. Llevo otros cacahuates a mi boca seca, llevo otro sorbo a la misma boca, la resaca se extinguió entre trago y trago, la paciencia se propaga en mi ser, una hora puede hacerse eterna, mas eterna que la muerte.  

Faltan 15 minutos para que llegue y para que termine la promoción, llega la pareja de la chica, es otra chica de buen cuerpo, se besan las bocas y el morbo de mis ojos se refleja en el enorme espejo, un espectáculo lésbico en medio del bar del Sanborns. Bebo lo que tal vez sea la última cerveza; ahora ya pasan de las 5, se le ha hecho tarde, decido esperar otros minutos, no quiero actuar exasperado. “Algo más caballero.” Solo por decirme caballero solicito un vodka con piña; creo que nadie en ningún bar me había llamado caballero, así se toma mejor. Ya han pasado 12 minutos y medio más, no resisto, le marco a su celular; han pasado dos días cuando vuelvo a prender mi aparato comunicador, vuelve a ver la vida, aun que no se ha perdido nada. “la cita era el viernes estúpido, no soy la burla de nadie, hoy es DOMINGO.” Una gota de sudor cae de mi frente, apago de nuevo el celular, no merece esta vida. Tres días de alcohol me hicieron perder la noción del tiempo, diablos, me voy a quedar con la erección atrapada entre mis pantalones. Me tomo otro vodka, me acerco a las lesbianas, las invito a mi casa. “Estúpido.”  Me han llamado estúpido  dos veces le mismo día y en el mismo lugar. Llego a casa, abro una cerveza, le sirvo croquetas al gato, no llega, lo voy a buscar y lo encuentro tirado en medio de la sala, debajo de la mesa del teléfono; ha muerto de hambre, envidio su suerte. Esta ahí tendido con la lengua de fuera, lo pico con un tenedor, no se mueve, su saliva está seca, sus ojos son grises, apagados, la lengua es rosada, inerte, su cuerpo es frío, no tiene sabor su cuerpo; es la muerte lo que veo en su gesto inmóvil; esta tieso justo como la erección que sucede dentro de mis calzoncillos. Mañana antes de ir a trabajar lo sepultaré.

 Por mr. Green

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